Almendras Garrapiñadas a la Teodosia

almendras garrapiñadas

Las almendras garrapiñadas son un auténtico vicio y más si son caseras. Este dulce es una deliciosa combinación de almendras con azúcar caramelizado típica de épocas navideñas, pero accesible durante todo el año.

Hacer almendras garrapiñadas en casa es muy fácil, así que no te prives y sigue la receta.

Es evidente, como apreciarás por el título, que la receta no es de mi invención.

Desgraciadamente, no tuve la suerte de llegar a conocer a Teodosia, pero por los elogios que he escuchado hacia su cocina, creo que podríamos haber tenido largas y provechosas charlas culinarias. Una pena.

Pero a quien sí conozco es a su hija Estitxu, heredera de la receta que, tras "arduas" negociaciones, ha accedido a ver publicada en el blog.

Receta de Almendras Garrapiñadas

LOS INGREDIENTES (4 px)
  • Almendras sin cáscara pero con piel (1 medida)
  • Azúcar (1 medida)
  • Agua (1 medida)
  • Anís (1 chorrito al gusto)

almendras-garrapiñadas-ingredientes

¡IMPORTANTE! Nos referimos a "medidas" ya que, dependiendo de las almendras que tengamos, así calcularemos el resto de ingredientes. Las equivalencias de las medidas se expresan en volumen, NO en peso.

  • No intentes hacer grandes cantidades de una sola vez. No saldrá bien. Hazlo en tandas de, por ejemplo, una taza de desayuno de almendras, o un vaso de 1/3 de litro como máximo.

  • Debemos comprar las almendras CON SU CÁSCARA. Se pueden encontrar en cualquier frutería. Posteriormente nos hacemos con un buen martillo y un guante (opcional) para no machacarnos los dedos... y las vamos abriendo una a una. ¿Has visto el anuncio de "¡Picó...!" ? ¡Pues aprende...! Es importante conservar en cada almendra la piel fina exterior color canela que las recubre. Si por lo que sea no las encuentras con cáscara, las puedes comprar ya peladas pero con piel.

  • Llenamos un recipiente (por ejemplo un tazón de desayuno) con las almendras sin cáscara y echamos el contenido a una sartén, mejor si es antiadherente. Después, llenamos el mismo tazón con azúcar y también lo añadimos a la sartén. Hacemos lo mismo con el agua (la misma cantidad). Finalmente, "perfumamos" el conjunto con un chorrito, más o menos generoso, de anís al gusto.

  • hacer almendras garrapiñadas
  • Ahora llevamos la sartén al fuego a máxima potencia y vamos removiendo para que se disuelva el azúcar (ver foto de la derecha).

  • Veremos como el agua se va evaporando y el azúcar empieza a caramelizar las almendras poco a poco, formándose una capa cada vez más densa. A partir de ahí, moveremos de vez en cuando (tampoco es un proceso demasiado lento) hasta que empecemos a escuchar una especie de pequeñas "explosiones" o "petardeos".
almendras garrapiñadas en proceso de caramelización
  • MUY IMPORTANTE: JUSTO ENTONCES, debemos quitar la sartén del fuego y apoyarla en una superficie lo más fría posible (mármol, por ejemplo) y mover sin parar hasta que consigamos un resultado blanquecino mate (ver foto de la izquierda) donde parezca que todo se ha disgregado y el azúcar se ha separado de las almendras.

  • Repito: Es muy importante. Si no paramos la "cocción" al empezar a escuchar esas pequeñas "explosiones", y si no llevamos el conjunto a una superficie más fría, en vez de almendras garrapiñadas, conseguiremos "guirlache", que está también bueno, pero no es lo mismo...

  • Una vez obtenido el punto "blanquecino" (si no lo hemos logrado al cabo de aproximadamente un minuto saldrá guirlache...) procederemos de la siguiente forma:

  • Llevamos otra vez la sartén al fuego a potencia máxima y removemos hasta conseguir que "brille" de nuevo, es decir, hasta que el azúcar vuelva a caramelizar cada almendra.
    almendras garrapiñadas enfriando
  • En cuanto apreciemos el brillo (sin esperar demasiado ya que si no el azúcar se quemará y amargará el conjunto), las sacamos de la sartén a una fuente amplia (una placa de horno, por ejemplo) en cuyo fondo habremos puesto un papel de horno pincelado con unas gotas de aceite de oliva (ver foto de la derecha).

  • Separamos las almendras pegadas individualmente con ayuda de una espátula (cuidado con tocarlas, que estarán muy calientes) y las dejamos enfriar sin prisas.

  • Posteriormente las guardamos en botes, preferentemente de vidrio, y ya están listas para consumir. Te animo a que las pruebes. ¡Están deliciosas!

Como te puedes imaginar, las almendras garrapiñadas tienen un alto poder calorífico, es decir, engordan. Es lo que tiene la combinación de frutos secos y azúcar. Se deben comer con moderación, aunque ello resulte casi imposible. ¡Pero un día es un día!

Por supuesto, esta receta va dedicada a Estitxu, la "reina de la garrapiñá..." y, cómo no, a su madre Teo, la autora original de la receta.

¡Buen provecho!

Tal vez te interese: